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Blog / Datos sobre la invención de la lavadora
Hoy en día lavar la ropa es un proceso tan sencillo como pulsar un botón. Gracias a su funcionalidad, ayuda a liberar a muchas familias de tener que lavar las prendas a mano. Aunque es una máquina en apariencia moderna, han pasado ya más de 200 años desde la invención de la lavadora. Los primeros modelos estaban fabricados de madera y era manual (necesitaba la acción humana para funcionar), pero hoy podemos encontrar modelos de lavadoras que son capaces incluso de programar los ciclos en función del tipo de tejido de la ropa.
En este post haremos un breve recorrido sobre su historia y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo. Seguro que encontrarás curiosidades que no sabías sobre este gran electrodoméstico.
Aunque ahora pueda parecer inverosímil las prendas se lavaban a mano hasta que en el s. XVIII aparecieron los primeros “proyectos” que llevaron adelante la invención de la lavadora.
Durante siglos, la ropa se había estado lavando a mano. Era habitual que las mujeres fuesen a la orilla de los ríos con grandes baldes de ropa sucia que frotaban, golpeaban contra las piedras para sacudir el agua, las restregaban para eliminar las manchas y retorcían escurriendo el agua sobrante.
Con el tiempo se crearon tablas que facilitan el proceso, aunque seguía siendo una tarea lenta y engorrosa. Con la llegada del agua potable a los hogares, esta situación mejoró, puesto que ya no había que salir de casa para tener las prendas limpias.
Pero esto no era suficiente, por lo que se comenzó a buscar alternativas para facilitar aún más el proceso de lavado y llegar a la invención de la lavadora.
Fue en 1780 cuando Robinson de Lancashire patentó una máquina para lavar y eliminar el sobrante de la ropa. En 1782, el inglés Henry Sidgier creó un aparato manual formado por un tonel de madera y una manivela que permitía un menor esfuerzo al lavar las prendas y dañaba menos los tejidos.
No fue hasta 1851 cuando el inventor estadounidense James King patentó un modelo formado por un tambor giratorio para limpiar la ropa. En él se introducía agua, jabón y las prendas, que se lavaban por el efecto giratorio del tambor con la mezcla.
Posteriormente, en 1858 otro estadounidense, Hamilton Smith, incluyó un tambor de engranaje que rotaba en ambos sentidos para mejorar el efecto del lavado.
Por otro lado, en 1874 el estadounidense William Blackstone, según dicen algunos historiadores, fue el inventor de una máquina que estaba compuesta por un barril de madera que se llenaba de agua caliente y jabón. En su interior había un alfiler con clavijas que, al girar, movía las prendas y las lavaba.
En 1880, en Crimea (Ucrania) se hizo un intento de masificar el lavado y secado de la ropa en hospitales con la creación de un elemento que secaba la ropa al mismo tiempo que se lavaba. Este sistema estaba basado en un diseño de rodillos que eran los encargados de escurrir las prendas.
La entrada del s. XX trajo consigo con Alva J. Fisher una de las primeras lavadoras eléctricas, patentada en 1901. Pero no se detuvo ahí, colocó en la parte superior una puerta para evitar que la ropa salpicara cuando girase en el interior, una caja de cambios que gira por sí misma (provocaba que el tambor cambiase el sentido del giro para evitar que la ropa se apelmazase) y diagramas con válvulas de presión.
Posteriormente, en 1908, el inventor crearía el modelo Thor, introducida por la Hurley Machine Company (Chicago). Este modelo contenía un tambor con bañera galvanizada y motor eléctrico y fue patentada en 1910.
El enorme éxito de la invención de la lavadora Thor atrajo a centenares de empresas y en 1928 logró vender casi un millón de ejemplares.
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En 1937 la lavadora despertó una gran atracción logrando la friolera de 60 patentes ese mismo año. Uno de estos modelos fue el creado por John Chamberlain, que conseguía lavar, enjuagar y extraer el agua en una sola operación. Un año después, el inventor J. Ross Moore desarrollaría el sistema de secado automático. Por supuesto no podemos dejar pasar que, en 1941, el diseñador industrial Brooks Stevens desarrollaría la primera secadora eléctrica con ventana de cristal.
Tendremos que esperar a 1947 para ver el primer modelo con carga superior y, 10 años después, la primera lavadora con carga frontal. A esas alturas, ya existía un programa de escurrido (1953), ciclos programados (1958) y con gran parte de los fabricantes añadiendo dispensadores automáticos para introducir el jabón y el suavizante.
Si tienes dudas sobre cuánto jabón y suavizante tienes que echar en la lavadora no dejes de nuestro post.
Aquí es cuando se comienza a estandarizar las medidas de la lavadora. Aparecieron diferentes medidas en Estados Unidos y Europa, siendo Alemania donde se establecerían las medidas de 85 x 59 x 60 cm. En Europa se sigue esta pauta para los modelos compactos. En España, la lavadora no aparecería hasta 1966 de la mano de Balay.
Es en los años 60 cuando el precio de este electrodoméstico comienza a reducir y la lavadora alcanza hasta un total del 60% de los hogares europeos.
La tecnología continuará avanzando hasta llegar a las láminas semiconductoras que hará que el electrodoméstico consiga un gran impulso innovador. En 1977 se incluye, por primera vez, un microchip microprocesador que optimiza el temporizador y controles de uso. Y en 1980 se instala RAM a los equipos.
Marcas como Samsung comenzaron a finales de s. XX a implementar algunos de los programas de eficiencia de lavado, temporizador, programas especiales etc. Por fin, en 1994, se creó la primera lavadora con calificación Energy Star.
Con la entrada en el nuevo siglo, la lavadora comienza un proceso de mejora que permita a los hogares reducir el consumo de energía. En 2006 se introducen las lavadoras con función Air Wash y, dos años después, se diseña en la Universidad de Leeds una lavadora que solo necesita 250 ml de consumo de agua en cada lavado.
La industrialización trajo consigo la concienciación de buscar formas más sostenibles de utilizar los electrodomésticos. Apareció el etiquetado obligatorio de eficiencia energética y los fabricantes buscaron maneras de conseguir equipos más eficientes.
Hoy en día, las lavadoras son inteligentes y contienen prestaciones y programas innovadores como son escoger programas por sí misma en función del tipo de tejido, programación de lavados y en diferido, precisión de los ciclos, control de temperatura, lavadoras más silenciosas, tecnología de motor, etc. y todo sin perder un ápice de eficiencia energética y sostenibilidad.
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La inclusión de la lavadora en la sociedad española fue más tardía que en otros países (en Francia ya se utilizaban en 1929). Todavía en los años 50 se hacía la colada en el fregadero o lavadero (en pueblos). En 1954 la empresa Balay lanzó al mercado un modelo que ayudaba a lavar hasta 2.5 kg de ropa y que consistía en una turbina y un motor que giraba la ropa, el agua y el jabón en un solo sentido. Y, para aclarar la ropa, había que vaciar el agua sucia y volver a llenarla. También se añadió posteriormente un escurridor de ropa que consistía en 2 rodillos de goma.
Pero la lavadora como la conocemos hoy en día (más o menos) llegó en 1966, año en que se comenzaron a fabricar las primeras lavadoras automáticas. El modelo T-500 de Balay, la primera de ese tipo en España, cambió por completo la forma de realizar la colada, ya que podía hacer un ciclo de lavado completo.
Como hemos podido ver, la invención de la lavadora ha pasado por múltiples fases hasta conseguir ser lo que es hoy, un auténtico robot que, con tecnología moderna y eficiencia, nos ayuda a lavar la ropa de forma muy sencilla.
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