Cortafiambres

En primer lugar debemos sopesar el uso que le vayamos a dar y el espacio disponible en nuestra cocina para determinar si hacer una inversión mayor o decidirnos por un modelo pequeño o plegable. Además, debemos fijarnos en:

• Tamaño del disco. El disco de corte no es más que la cuchilla por la que pasan los alimentos y que encarga de convertirlos en lonchas. En función de las piezas que vayamos a trabajar deberá ser más grande o más pequeña: no es lo mismo cortar jamón deshuesado que embutido en barras. Para un uso doméstico no suele hacer falta un gran diámetro, unos 19 cm serán suficientes.
• Potencia del motor. Para garantizar un corte fácil de todo tipo de alimentos será necesario que nuestra cortadora tenga una potencia mínima de 100 vatios, que puede llegar hasta 150 o 200 en función de su calidad y su precio.
• Opciones de procesado. Existen dos variables fundamentales a la hora de realizar el corte de alimentos: la dureza y el grosor de las lonchas procesadas. Casi todas las máquinas de uso doméstico permiten ajustar el grosor entre 1 y 15 milímetros.
• Por otra parte, y en función del tipo de alimento que vayamos a cortar, necesitaremos uno u otro disco: liso para alimentos blandos, como embutidos y dentado para alimentos más duros, como pan o carne. Algunas máquinas incluyen los dos y en otras se puede adquirir aparte.

Sistemas de seguridad

Una máquina cortafiambre no deja de ser un instrumento de corte, que por tanto hay que manejar con precaución y mantener lejos del alcance de los niños. Además, casi todas incluyen una serie de sistemas de seguridad que ayudan a evitar accidentes, como son patas antideslizantes, interruptor de seguridad o y piezas de protección para la mano y/o los dedos.